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«Siempre te amaré»

Dolly Parton

Hace algún tiempo dije que la canción I Will Always Love You, compuesta por Dolly Parton en 1973 y grabada por primera vez en 1974, es musicalmente hermosa, no obstante su letra tópica (o sea, de lugares comunes), ordinaria, trivial y medio cursi, creyendo que se trataba de una despedida amorosa y agradecida para poner fin a una relación de pareja. Ahora me entero de que así es, aunque la relación de pareja que terminaba en este caso era más bien profesional: Parton escribió esta canción para finiquitar su relación de trabajo con el músico Porter Wagoner, hasta entonces su mentor y compañero en escena. Durante cinco años, una vez aceptada por el público (aceptación que al principio fue difícil y costosa para Parton), ella participó en un programa de televisión que él presentaba, y formaron una pareja musical tan afortunada que llegó a ser la más exitosa en la historia de la música country.

En 1973, Parton decidió continuar su carrera en solitario, como compositora y cantante solista, decisión que tuvo también un éxito rotundo. Pero Wagoner no aceptaría fácilmente la separación y, a pesar del amor prodigado por ella en su despedida, él la demandaría por incumplimiento de contrato. Con el tiempo, todo aquello sería zanjado y quedaría más que superado.

En 1975, Linda Ronstadt grabó una interpretación propia de esta canción para su álbum Prisoner in Disguise, con un arreglo más comercial que incluye coros de sonoridad negra, como de soul.

En 1982, la canción tuvo una segunda versión de su creadora para incorporarla en la banda sonora de la película The Best Little Whorehouse in Texas, basada en el musical homónimo de Broadway. A las canciones originales de la obra teatral se agregaron dos de Dolly Parton en la adaptación cinematográfica, que protagonizaron Burt Reynolds y la propia Parton, entre otros, bajo la dirección de Colin Higgins. Ambas grabaciones de la misma canción por su autora llegaron al primer lugar de popularidad en su momento durante semanas, una hazaña comercial sin precedentes hasta entonces.

En 1992, Whitney Houston popularizaría de nuevo esta canción, ahora como tema musical de la película The Bodyguard, dirigida por Mick Jackson, hecho que haría creer a las nuevas generaciones —como creí yo— que se trataba de una despedida amorosa luego de un romance, un noviazgo, un matrimonio, o algo así, aunque la relación entre los protagonistas de la película también es profesional en principio: ella es una estrella de música pop y él su guardaespaldas.

La versión de Houston —cuya voz alterna con un saxofón protagónico— empieza a capela, pero el arreglo en conjunto es todavía más comercial; desde luego sigue siendo una balada romántica, pero de country no le queda nada, ni el género ni la sencillez original, preferibles para mi gusto, aunque las voces de ambas cantantes sean disfrutables.

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Parton & Wagoner

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Confieso que, durante más o menos 40 años, tuve un prejuicio inconsciente respecto a Dolly Parton, que no llamaba mi atención en ningún sentido, más allá de haber compartido créditos con Jane Fonda en una comedia menor, como si ella no fuera más que un par de tetas inmensas, una peluca rubia y una cara grande y medio fea, como si aplicara también inconscientemente la fórmula: cuanto más grandes las tetas de una súper estrella, más pequeño su talento, y las tetas de esta mujer están fuera de toda proporción, pues ni siquiera los tacones más altos compensan su baja estatura… En fin.

Pero recientemente compré un disco pirata con cien canciones de música country y descubrí primero que I Will Always Love You me fascina, al menos el aspecto musical, y descubrí que la voz de Parton (dulce, menuda y ligeramente quebrada) me seduce por sus matices, como una “vocecita” melodiosa que transmite amor, entre otras cosas.

Aunque todavía no tengo interés alguno en su carrera cinematográfica, seguramente mediocre, comienzo a valorar la trascendencia de esta mujer que rompió récords comerciales, creando nuevos y grandes hitos, hasta amasar un patrimonio de 500 millones de dólares, desde los orígenes familiares más humildes que ha tenido quizás nadie, con una infancia de marginalidades épicas y una miseria material como de película o novela de Víctor Hugo. Aparte de su patrimonio personal, tiene una fundación, también millonaria, para donar, entre otras cosas, libros infantiles, algunos de los cuales fueron escritos por ella misma, pues ahora resulta que, después de su prolífica trayectoria musical (más de 40 discos, incluidos los sencillos, y once giras internacionales), se hizo escritora y especializó en el subgénero de la literatura para niños, así como copropietaria de un parque temático de recreación infantil, que, una vez remodelado a su gusto, adoptó el nombre Dollywood, que es también el de su fundación, como corresponde a las megalomanías ególatras de los seres alegres en la cima del mundo.

Claro que su éxito en este sentido tuvo el costo de grandes renuncias y sacrificios, pero eso ya es harina para una biografía…

(También abundan frivolidades en su haber, que no merecen mención alguna).

Whitney Houston

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La mayoría de los prejuicios tiene su origen en la ignorancia. Y yo ignoraba casi todo acerca de Dolly Parton, incluida la historia de su canción I Will Always Love You. Hay canciones country que narran historias, como El cobarde del condado, de Kenny Rogers, quizá la más famosa de su género, y hay canciones con historias detrás, como I Will Always Love You, historias que añaden interés a su belleza o encanto, que las hacen interesantes, además de bellas (Kenny Rogers, quien hizo dueto con Parton más de una vez, también tiene una canción titulada I Will Always Love You, por cierto, lo cual quiere decir que las originalidades se comparten).

Los prejuicios siempre son estúpidos…

Ya quisiera yo, como seguramente quisiera la mayoría de los hombres en todo el mundo, que alguien escribiera y nos dedicara una canción como la que inspiró Porter Wagoner, quien no supo apreciar en su momento la fortuna de ser el destinatario de una de las creaciones más hermosas y trascendentales en la historia de la música country y hasta de la música en general, si aceptamos su tópica letra.

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Whitney Houston, en cambio, siempre me ha parecido una mujer hermosa con una poderosa voz, tanto como para lamentar su muerte a los 48 años de edad en 2012 por “accidente” y enfermedad, sórdida y mórbida coincidencia en la cual concurrieron las drogas, su consumo, su adicción, su abuso… autodestrucción que tiende al suicidio. Ella también elevó la gran canción de Parton hasta la cumbre del éxito comercial dos veces, primero con la película (que fue su debut como actriz, por cierto) y después con su muerte.

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Vaya pues. Los dejo con las cuatro versiones más importantes, en orden cronológico, de la pieza musical que hoy nos ocupa.

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Y por último, una curiosidad: El cuarteto musical Il Divo, compuesto por cuatro cantantes masculinos: el suizo Urs Bühler, el francés Sébastien Izambard, el español Carlos Marín y el gringo David Miller, arreglaron esta versión a cuatro voces melódicas en español con el estribillo en inglés, versión que incluyeron en su álbum recopilatorio de 2012, The Greatest Hits​.

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